Una puerta abierta al patrimonio
Situada a los pies del cerro donde se ubica el santuario de Estíbaliz nos encontramos con Villafranca. A pesar de que no hay ningún indicio en la localidad que nos lleve a pensar que tuvo un esplendoroso pasado, los documentos nos revelan que Villafranca fue la primera villa fundada en toda Álava, entre finales del siglo XI y principios del XII. Su fundador fue el noble Lope González que, siguiendo la política de creación de villas de su rey Alfonso VI de Castilla, decidió crear Villafranca desde su casa-torre de Estíbaliz, punto desde el que gestionaba un amplio territorio alavés. Villafranca contó con día de mercado y fue una villa próspera que contempló el nacimiento de la iglesia románica de Estíbaliz hasta que, a finales del siglo XII, la creación de la vecina Vitoria supuso una presión tan fuerte para la localidad que perdió población y entró en una fase de decadencia.Introducción
Imágenes 360º
La estancia de la Virgen de Estíbaliz
Las relaciones entre Villafranca y Estíbaliz siempre han sido muy intensas, hasta el punto de que es muy posible que en origen Villafranca estuviese ubicada en lo alto del cerro donde se localiza el santuario. Por ello, cuando Estíbaliz perdió el culto hacia finales del siglo XIX, la patrona de Álava fue trasladada a la iglesia de Villafranca. Tras las guerras carlistas la talla del siglo XII había quedado en muy mal estado, sin cabeza y sin niño, por lo que los vecinos de Villafranca repusieron las piezas que faltaban con materiales reutilizados, convirtiéndola en una Virgen de vestir que ocultaba por completo su aspecto medieval. Después, la situaron en un altar en el muro norte de su iglesia, que es el que todavía se puede apreciar en los grabados posteriores a su restauración. Con la recuperación de Estíbaliz llegó también la restitución de la Virgen, que fue subida de nuevo al santuario en improvisada procesión el 9 de octubre de 1904.
La iglesia
Exterior
Exterior La iglesia de San Andrés Apóstol de Villafranca, tras la retirada de los diversos añadidos que se fueron implementando a lo largo del tiempo, ofrece un aspecto recio y uniforme, aunque una observación detallada permite apreciar que la cabecera recta de la iglesia se construyó en un momento anterior al cuerpo, dado que existen ciertas rupturas tanto en los muros externos como en las bóvedas del interior que nos hablan de dos fases constructivas desarrolladas en dos momentos diferentes del siglo XVI. Ello se debió a la muerte de Andrés López de Alzola, el artífice de la cabecera, cuyo proyecto fue continuado por Pedro de Elosu hasta terminarlo en 1574. A partir de esta fecha este mismo maestro completó el templo creando la torre adosada al lado oeste.
La portada
La joya indudable de esta iglesia es la portada renacentista que se puede contemplar en el muro sur, ubicada entre los restos del antiguo pórtico. El mejor renacimiento alavés se da cita en la escultura que rodea el acceso, desde las columnas con decoración a candelieri y fuste acanalado hasta el friso plagado de angelotes. A ambos lados del arco nos encontramos con dos medallones que representan rostros, sostenidos por seres fantásticos, híbridos entre el mundo vegetal y animal. La buena conservación de la portada y la calidad escultórica de la que hace gala la convierten en uno de los mejores ejemplares de los que disponemos en el mundo rural alavés.
Interior
Al entrar al interior sorprende la labor de las bóvedas estrelladas. El primer tramo de bóveda, el de la cabecera, está decorado por una serie de claves que representan el conjunto de los doce apóstoles, cada uno figurado con su instrumento de martirio particular. Todos ellos giran en torno a la clave central, donde vemos la figura de la Asunción y Coronación de la Virgen.
El retablo
El retablo que se conserva es del siglo XVIII, de un estilo cercano al rococó. En el centro encontramos a San Andrés, advocación de la iglesia, flanqueado por san Pablo y san Pedro. Sobre ellos preside el retablo un calvario compuesto por Cristo crucificado, la Virgen y san Juan, mientras que en lo alto bendice Dios Padre. Los retablos laterales, por su parte, están realizados en estilo neoclásico por la escuela de los Valdivielso. En el de la derecha encontramos a la Virgen del Rosario y el de la izquierda está dedicado a San Antonio Abad.
Las sucesivas capas de pintura que ha recibido el templo dejan intuir algunos restos de pinturas murales de otras épocas. Por ejemplo, en los desconchones producidos por la humedad en las bóvedas renacentistas hallamos restos de un despiece en grisalla que nos indica que la iglesia pudo estar decorada con una representación pintada de ladrillo en color gris y dibujado con líneas blancas. También sabemos por fotografías y grabados que se repintó con criterios barrocos posteriormente. Las actuales pinturas datan de los años sesenta.
Créditos fotográficos:
De las fotografías actuales: © Álava Medieval / Erdi Aroko Araba
De las fotografías antiguas: Archivo del Territorio Histórico de Álava. Traza: Pedro de Elosu, Traza de la iglesia de Villafranca, AHPA. Prot. Not. 6.201, 1574.