Antiguos hospitales de Vitoria-Gasteiz: la “seguridad social” de la Edad Media
Actual edificio del Banco de España
Antiguo teatro, construido sobre los cimientos del Hospital de Santiago
Cuando se terminó la restauración, en 1556, se vinculó al Hospital de Santiago de los Incurables de Roma, con lo cual cambió su nombre por el de Hospital de Santiago de la Plaza. Este hospital, en su época de mayor esplendor contaba con dos salas con veinte camas para atender a los peregrinos, separados según su sexo, y una iglesia anexa donde rezar. Posteriormente se le añadiría una tercera sala por la afluencia de público y allí permaneció hasta que se desplazó a su actual ubicación en la calle Olaguibel a comienzos del siglo XIX por necesidades de ampliación. En su solar se construyó de nueva planta el Antiguo Teatro, cuya construcción tuvo gran polémica en sus inicios porque se edificaba sobre antiguo suelo sagrado, ya que ahí se encontraba la capilla del hospital. Este teatro tuvo sólo cien años de vida, ya que un devastador incendio lo destruyó por completo en 1914. Tras este incendio se construyó sobre las ruinas el actual edificio del Banco de España, manteniéndose bastante fiel al estilo anterior del teatro.
Al lado de la Catedral Vieja se ubicaba otro de los hospitales de peregrinos más importantes de la ciudad y también el que se cree más antiguo: el Hospital de Santa María. Esta institución nació al abrigo del templo y, de hecho, en origen ocupaba el espacio de la plaza, estableciéndose al lado de los graneros propiedad de la catedral. Está documentado desde el siglo XV, aunque es posible que existiera desde los orígenes de la fundación de Nova Victoria. Desde el XVI aparece en los escritos como un lugar con renta propia para su mantenimiento. El edificio fue conocido popularmente como “Casa del Obispo”, no sabemos a ciencia cierta si eso fue debido a que los obispos solían hospedarse en este hospital cuando visitaban la ciudad, o bien a que desde siglos antes de que Vitoria fuera nombrada sede de la Diócesis, logro que obtuvo en 1862, ya se ambicionaba este título y el hospital se había pensado como una posible residencia fija para el obispo. Sea como fuere, el primitivo edificio del hospital hubo de moverse hacia un nuevo emplazamiento durante el siglo XVI, ya que la Colegiata de Santa María ambicionaba una torre y para construirla se hizo necesario derribar el viejo hospital y trasladarlo unos metros más al oeste, pegado a lamuralla medieval, con lo cual una de las torres defensivas quedaba dentro de su recinto.
Antiguo hospital de Santa María
Fragmento conservado de la portada del hospital de Santa María
Tumba de Garci Martínez de Estella, fundador del hospital de San Pedro
Ilustración de un hospital medieval
El último hospital que nos queda por comentar, el de La Magdalena y San Lázaro, existió desde el siglo XII hasta finales del XVI, cuando se convirtió en el convento de las Brígidas. Se encontraba en las afueras de la ciudad, donde hoy en día se alza la Catedral Nueva, y entre sus dependencias contaba con: una pequeña iglesia (la de la Bienaventurada María Magdalena, con capillas dedicadas a San Lázaro y a Santa Águeda), una casa con dos pisos de habitaciones segregadas por sexos, huerta y corral. Estaba dedicado a las figuras de La Magdalena y San Lázaro, por lo que acogía no sólo a peregrinos sino también a afectados por la lepra y otras enfermedades infecciosas.
A pesar de lo duros que pudieran parecer los tiempos pasados cuando echamos un vistazo hacia atrás, ya que la historia nos lega noticias de guerras, hambrunas, catástrofes, enfermedades, pobreza… no debemos olvidar que las propias sociedades que sufrían y engendraban tales males poseían también los mecanismos necesarios para paliarlos. Antes de la Seguridad Social auspiciada por el estado, ya existía una “seguridad social” natural, organizada por las cofradías, los gremios, la piedad privada de nobles y ricos, las parroquias… que se encargaban de que el pobre tuviera para comer y el enfermo recibiera cuidados. Todo ello con el doble propósito de evitar alteraciones y revueltas en el orden social, y de ganarse la redención a base de buenas obras. Como vemos, con la cantidad de hospitales que existían en Vitoria-Gasteiz, éste debía ser uno de los mejores lugares donde caer enfermo en la Edad Media.