{"id":18962,"date":"2023-05-04T09:46:42","date_gmt":"2023-05-04T09:46:42","guid":{"rendered":"https:\/\/alavamedieval.com\/?p=18962"},"modified":"2024-02-21T09:45:05","modified_gmt":"2024-02-21T09:45:05","slug":"bicentenario-del-sermon-por-la-destruccion-del-sistema-constitucional-4-de-mayo-de-1823-vitoria-gasteiz","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/alavamedieval.com\/bicentenario-del-sermon-por-la-destruccion-del-sistema-constitucional-4-de-mayo-de-1823-vitoria-gasteiz\/","title":{"rendered":"Bicentenario del serm\u00f3n por la destrucci\u00f3n del sistema constitucional (4 de mayo de 1823, Vitoria-Gasteiz)"},"content":{"rendered":"
[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_row _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_text _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”]<\/p>\n
Vamos a recordar en esta sencilla entrada el bicentenario de un episodio hist\u00f3rico quiz\u00e1s menor, pero de una gran ejemplaridad a la hora de dibujar el convulso panorama socio-pol\u00edtico que se vivi\u00f3 en \u00c1lava durante la primera mitad del siglo XIX. Una parte del texto que sigue a continuaci\u00f3n procede del libro La ciudad perdida. Historia cultural del Convento de San Francisco de Vitoria-Gasteiz<\/a><\/em>, una investigaci\u00f3n colectiva que tuvimos el placer de editar en Sans Soleil Ediciones en 2018.<\/p>\n ***<\/p>\n [\/et_pb_text][\/et_pb_column][\/et_pb_row][et_pb_row column_structure=”1_2,1_2″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”1_2″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_text _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”]<\/p>\n El 4 de mayo de 1823 se pronunciaba en la iglesia del desaparecido convento de San Francisco de Vitoria-Gasteiz un incendiario serm\u00f3n \u201cen acci\u00f3n de gracias por la destrucci\u00f3n del sistema constitucional\u201d. Ejemplo perfecto de la ligaz\u00f3n entre el pulpito y la ideolog\u00eda, la exhortaci\u00f3n fue pronunciada por el Padre Fray Casimiro D\u00edaz de Acebedo (Lector de Sagrada Teolog\u00eda en dicho convento), en presencia del Duque de Angulema, quien estaba al mando de los Cien Mil Hijos de San Luis.<\/p>\n Este contingente militar del Reino de Francia hab\u00eda irrumpido en escena en el mes de enero, avanzando por el territorio sin apenas resistencia (con notables excepciones, como fue el caso de San Sebasti\u00e1n o Pamplona), con el objetivo de liberar a Fernando VII de lo que conceb\u00edan como un cautiverio debido al r\u00e9gimen constitucional y al sistema liberal.<\/p>\n [\/et_pb_text][\/et_pb_column][et_pb_column type=”1_2″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_image src=”https:\/\/alavamedieval.com\/wp-content\/uploads\/2023\/05\/Sermon-1823.jpg” title_text=”Serm\u00f3n 1823″ align=”center” _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” width=”51%” global_colors_info=”{}”][\/et_pb_image][\/et_pb_column][\/et_pb_row][et_pb_row _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_text _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”]<\/p>\n En este punto cabe recordar que en marzo de 1820 Fernando VII se hab\u00eda visto obligado a jurar la Constituci\u00f3n de C\u00e1diz, dando as\u00ed comienzo el llamado \u2018Trienio Liberal\u2019. En el caso alav\u00e9s, fueron a\u00f1os de una enorme inestabilidad pol\u00edtica, y de constantes intentonas de insurrecci\u00f3n capitaneadas mayormente por miembros del clero. El primer intento de rebeli\u00f3n se vivi\u00f3 en Labastida en 1821, pero ese mismo a\u00f1o hubo tambi\u00e9n un alzamiento m\u00e1s numeroso en Salvatierra y, en el momento de aplacar la revuelta, fue evidente la participaci\u00f3n masiva de religiosos fugados del convento franciscano de Vitoria, con el propio Casimiro D\u00edaz de Acebedo a la cabeza.<\/p>\n No por casualidad, este personaje terminar\u00eda siendo popularmente conocido en la capital alavesa como \u2018Fray Demonio\u2019, convirti\u00e9ndose en el m\u00e1ximo exponente local de una suerte de arquetipo representativo de ese periodo hist\u00f3rico particular: el de los religiosos trabucaires, que no dudaban en dejarse llevar por la desmesura y las pasiones ideol\u00f3gicas, tratando de imponer trabuco en mano sus posiciones. Por ello, desde la intentona de alzamiento en Salvatierra hasta 1823 desconocemos cual fue la andadura de D\u00edaz de Acebedo. Quiz\u00e1s vivi\u00f3 esquivando al ejercito gubernamental o a las milicias nacionales, acompa\u00f1ando a alg\u00fan grupo de voluntarios realistas. Y, con la irrupci\u00f3n de los Cien Mil Hijos de San Luis en escena, no dud\u00f3 en regresar a Vitoria el 11 de abril en compa\u00f1\u00eda del capit\u00e1n realista alav\u00e9s Nicolas Gaviria.<\/p>\n A partir de ese d\u00eda, \u2018Fray Demonio\u2019 tendr\u00eda por delante tan solo unas semanas, antes de pronunciar el serm\u00f3n al que hac\u00edamos referencia. Por fortuna, esta homil\u00eda, cumbre indiscutible de esta radicalizaci\u00f3n que venimos ilustrando, fue impresa y distribuida por Baltasar Manteli, por lo que podemos analizar algunos puntos a continuaci\u00f3n. Este punto es fundamental, pues era el propio Ayuntamiento de la ciudad quien encargaba y sufragaba una peque\u00f1a tirada de estos sermones. Adem\u00e1s, nos consta que no fue el \u00fanico, pues ese mismo a\u00f1o hay constancia de dos m\u00e1s en parecidos t\u00e9rminos: \u201cde gracias y desagravios para confusi\u00f3n de libertinos y desenga\u00f1o de preocupados\u201d y a \u201cfin de inspirar a cuantos le lean el debido horror a las revoluciones que tantos da\u00f1os acarrean a la Religi\u00f3n y al Estado\u201d.<\/p>\n Ya el t\u00edtulo del texto de D\u00edaz de Acebedo resulta sumamente elocuente, al tratarse de un serm\u00f3n \u201cen acci\u00f3n de gracias por la destrucci\u00f3n del sistema constitucional\u201d (el texto completo puede consultarse en el siguiente enlace<\/a>), al que atacar\u00e1 con enorme inquina:<\/p>\n La Constituci\u00f3n, ese c\u00f3digo civil que el Cuerpo de esta nobil\u00edsima Provincia tendr\u00e1 siempre el honor de no haber querido proclamar, y que solo pudo haceros recibir la violencia de los p\u00e9rfidos enemigos de la patria, no es un c\u00f3digo sagrado inspirado por el cielo para nuestra felicidad, ni una quinta esencia de la sana moral y del Evangelio, como con sacr\u00edlego atrevimiento han pregonado los ap\u00f3stoles del filosofismo; sino un c\u00f3digo abominable proyectado mucho tiempo ha por el infierno, inspirado por los demonios a los fil\u00f3sofos jansenistas, fracmasones y otros sectarios de la incredulidad, preparado de ante mano por estos imp\u00edos con la mayor sagacidad, y promulgado en nuestros d\u00edas en justo castigo de nuestras culpas.<\/p>\n<\/blockquote>\n Esta diatriba se\u00f1ala confusamente a todos los enemigos, a los que acusa de las tribulaciones padecidas por los sacerdotes: \u201ca unos confinados a los presidios, \u00e1 otros gimiendo y agonizando en los cadalsos\u201d. Desde luego, en este serm\u00f3n en el que los franceses llegan a ser considerados \u201cnuestros protectores\u201d, D\u00edaz de Acebedo demuestra que el escarmiento a los facciosos que hab\u00edan participado en las intentonas alavesas de revuelta de 1821 hab\u00eda servido de bien poco.<\/p>\n En su caso, curiosamente, podemos seguir sus andanzas durante tres d\u00e9cadas. Un primer serm\u00f3n de 1813 concebido como \u201coraci\u00f3n paneg\u00edrico-f\u00fanebre en loor de los patriotas difuntos\u201d en el transcurso de la guerra de Independencia (en el que Napole\u00f3n, \u201cb\u00e1rbaro e inhumano\u201d, es considerado una \u201cfiera carn\u00edvora\u201d). Este texto de 1823, loa a la monarqu\u00eda absolutista, en el que llega a sugerir el restablecimiento del Santo Tribunal de la Inquisici\u00f3n; y, ya en 1833, al inicio de la Primera Guerra Carlista, se conoce esta grotesca cantinela atribuida al ser\u00e1fico fraile, en la que el discurso reaccionario se renueva en favor de una nueva l\u00ednea sucesoria:<\/p>\n Pelead, pues, valientes: Tras el paso de los Cien Mil Hijos de San Luis por Vitoria, la capital alavesa quedar\u00eda a merced de la radicalidad realista del diputado Valent\u00edn de Ver\u00e1stegui y del alcalde Lorenzo L\u00f3pez de Vicu\u00f1a, cuyas draconianas disposiciones, como apunta Alfaro Fournier, \u201ceran acogidas con general repulsa, incluso por la mayor\u00eda de sus correligionarios; pero no les faltaban adeptos que los animaran a mayores excesos, sobre todo desde los p\u00falpitos\u201d. A modo de ejemplo del tipo de medidas adoptadas, cabe apuntar la carga simb\u00f3lica que pudo tener un acto de deshonra aplicado a la figura de Miguel Ricardo de \u00c1lava y Esqu\u00edvel, m\u00e1s conocido como el General \u00c1lava<\/em>, por \u201chaber seguido hasta el fin, el ominoso sistema constitucional\u201d (m\u00e1s informaci\u00f3n sobre este episodio, pinchando aqu\u00ed<\/a>).<\/p>\n Respecto al Padre Fray Casimiro D\u00edaz de Acebedo, sigui\u00f3 ejerciendo su lectorado de Teolog\u00eda, ascendiendo incluso hasta lector primero, o \u201cde prima\u201d, en 1830, y convirti\u00e9ndose en guardi\u00e1n o superior del convento. Tan solo los religiosos que manifestaron alg\u00fan tipo de simpat\u00eda hacia la Constituci\u00f3n fueron sancionados, y quienes obraron en su contra no recibieron reproche alguno.<\/p>\n ***<\/p>\n [\/et_pb_text][\/et_pb_column][\/et_pb_row][et_pb_row column_structure=”1_2,1_2″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_column type=”1_2″ _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”][et_pb_text _builder_version=”4.17.4″ _module_preset=”default” global_colors_info=”{}”]<\/p>\n\n
\n
Gritad, con ardor;
Viva Carlos Quinto,
Y la Inquisici\u00f3n.<\/p>\n<\/blockquote>\n